Venecia, durante el carnaval, se transforma en un escenario de fantasía donde las máscaras son más que un disfraz, son portales a un mundo de misterio, intriga y belleza. La laguna, el agua y los canales se convierten en un espejo reflejando la magia de la celebración.
Las góndolas, decoradas con motivos carnavalescos, se desplazan entre palacios y edificios históricos, creando un espectáculo visual único.
La ciudad respira un aire de fiesta, de celebración, de alegría y de misterio. El ruido de las comparsas, el traqueteo de los pasos de los disfrazados, el suave murmullo del agua de los canales, todo contribuye a crear un ambiente mágico.
Los participantes se transforman en arlequines, colombinas, monjas, nobles y otros personajes históricos, reencarnando la historia de la ciudad.
La plaza de San Marcos, los palacios, los puentes, las calles estrechas, se convierten en escenarios de desfiles, bailes, juegos y encuentros.
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